De lo analógico a lo digital.
El futuro de la enseñanza de la composición.
Comunicación
y desarrollo
El lenguaje verbal es uno de
los elementos asociados al proceso de hominización. Si bien el material
genético de humanos y simios tiene muchas más coincidencias que diferencias,
suele aceptarse que el habla (desarrollada hace entre 150 y 75 mil años). Según los antropólogos, si no
habláramos quizá todavía viviríamos en clanes familiares o en pequeñas tribus,
como los chimpancés, porque el diálogo y la conversación sirven, entre otras
cosas, para repartir el trabajo, coordinar esfuerzos y estructurar las personas
en organizaciones complejas (empresas, ciudades, estados) que permiten
conseguir objetivos inalcanzables para un individuo aislado.
La invención de la escritura
hace 3.000 años ensanchó las prestaciones del habla y supuso avances
incuestionables en el devenir humano.
Algunos cimientos de nuestra civilización clavan sus raíces en la escritura, el
nacimiento y la expansión del comercio, la consolidación de la democracia como
sistema político, o la construcción del paradigma técnico científico como
explicación más plausible y unánime de la realidad (con su empirismo, búsqueda
de objetividad y precisión, razonamiento lógico).
En los albores del siglo XXI
estamos asistiendo a una enésima
expansión de la capacidad comunicativa humana. Me refiero a la expansión del
soporte digital del lenguaje (computadoras, pantallas, teclados, internet,
etc.) como complemento o sustituto del soporte analógico tradicional (sonidos,
ondas hercianas, papel, libros, etc.).
Es decir antes se usaban más
los libros, cuadernos para estudiar y tomar apuntes y ahora en la última década
se sustituyen por los libros electrónicos y apuntes tanto en celulares como en
tabletas electrónicas. Esto de algún modo u otro es un gran avance en la forma en como se aprende o enseña, puesto que la información requerida es más rápida de buscar, ya no solo la puedes buscar en libros sino también en internet.
En los países más
desarrollados, la tecnología digital ha sustituido de modo casi completo a la
analógica en los ámbitos de producción del discurso escrito.
Aunque este cambio afecte tanto al habla como a la escritura, nos centraremos
aquí en la segunda, contrastando sus principales características:
En lo pragmático, el soporte digital favorece la creación de comunidades
o tribus virtuales de personas que comparten rasgos particulares y
que se conectan, interactúan y se desarrollan como grupo a través del entorno
digital.
En cambio, lo digital posibilita
el desarrollo de comunidades basadas en cualquier tipo de propósito o
actividad, más allá de las “fronteras” tradicionales.
En lo discursivo, el soporte digital rompe definitivamente la linealidad
del discurso y organiza el contenido textual de manera híper e intertextual.
El entorno digital utiliza el
hipertexto como estructura básica: el escrito lineal y unidireccional se rompe
en diversidad de fragmentos autónomos que se conectan entre sí con enlaces
(links) o llamadas que permiten saltar ágilmente de uno a otro, en cualquier
dirección.
El
hipertexto genera cambios relevantes en el procesamiento verbal.
El proceso de composición, hay distintas aplicaciones informáticas que
inciden de modo sustancial en la tarea de escribir.
En resumen, el advenimiento
del entorno digital en el uso de la escritura está cambiando de manera profunda
las prácticas comunicativas en los planos pragmático, discursivo y procesual. El Internet facilita el surgimiento de comunidades sociales particulares, al
margen de los grupos administrativos y lingüísticos habituales, que rompen el
tradicional aislamiento monocultural. Surgen géneros discursivos nuevos, con
estructura, registro y fraseología particulares, y la computadora está
cambiando el perfil cognitivo de los escritores, que descargan las tareas más
mecánicas en la máquina para concentrarse en la estrategia comunicativa.
En el
aula.
La primera consecuencia que podemos sacar del análisis
anterior es la necesidad de añadir un nuevo ámbito al concepto de
alfabetización: el digital. Al ritmo que se impone lo digital.
La alfabetización tradicional, centrada en la capacidad de usar la
correspondencia habla-escritura; la alfabetización
funcional, centrada en las capacidades comunicativas de usar la lectura y
la escritura de modo eficaz (comprender ideas generales y secundarias,
discriminar datos relevantes e irrelevantes, hacer inferencias, etc.) en el
mundo letrado analógico, y la alfabetización
digital, centrada en las capacidades específicas que impone el soporte
digital en el uso de la escritura, esbozadas más arriba.
En concreto, destaco los
siguientes puntos, relacionados con el equilibrio entre lo analógico y lo
digital en el aula.
- Comunidades discursivas. La enseñanza de la composición topó tradicionalmente con la dificultad de encontrar contextos de escritura auténticos para el aprendiz e interlocutores reales diferentes del docente
- Usos analógicos. La escritura analógica sigue teniendo vida y utilidad en un mundo eminentemente digital, como género manuscrito particular (tarjetas para regalos, dedicatorias, cheques, notas), como producto final de recepción (lectura de libros, cartas, etc.) y como herramienta complementaria para algunas subtareas de la composición digital (anotar las ideas sobre papel antes de introducirlas en la computadora, hacer esquemas gráficos sobre papel, revisar un borrador sobre una impresión, etc.)
- Destrezas manuales y técnicas. La irrupción del paradigma digital exige incluir en el programa educativo las destrezas manuales y técnicas implicadas en el uso de la computadora (manejo del teclado, dactilografía, mantenimiento de la computadora, condiciones de seguridad, acceso a internet, al lector de CD, etc.) y de los programas más básicos (email, edición de hipertextos, etc.)
- Computadoras y gramática. El uso de industrias de la lengua (verificadores ortográficos, correctores estilísticos, diccionarios online, etc.) exige un replanteamiento de la educación gramatical relacionada con el uso de la escritura.
En
definitiva, la llegada del entorno digital también está provocando cambios
importantes en el ámbito educativo. Enseñar a escribir hoy de ninguna manera
puede ser igual a como era hace tan solo treinta años, cuando no existían
computadoras personales, ni internet ni e-mails –y cuando lo más sofisticado
era una máquina eléctrica de escribir–. Si queremos que la didáctica de la
escritura siga respondiendo a los usos sociales, externos a la escuela, y que
el alumno aprenda en el aula lo que necesita saber hacer en la comunidad, no
podemos olvidar este cambio tan trascendental.
Lectura...
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